Museo Provincial de Arte Contemporáneo. MPAC Mar del Plata. Participante



“Al uno u otro yo prefiero uno y otro, al blanco o negro, el blanco y el negro y a veces el gris. Lo que me gusta de las cosas es que sean hibridas, más que puras, surgidas de convenios, más que de manos propias…” (1)

Un zócalo horadado y un prisma que emerge de su interior, o un diafragma de hormigón que encuentra refugio en una bahía pétrea.
La nueva sede del MPAC se presenta a la ciudad de Mar del Plata como un cofre rotundo que contiene sus joyas y de manera contundente se abre al diálogo (o al contraste) con el entorno circundante.
El resultado, es un volumen compacto, que como un faro, refuerza las tensiones fragmentadas por el propio escorzo de la trama urbana.
Las salas se elevan en busca de las mejores vistas, las propias, que se hayan expuestas en su interior y las de la ciudad, que invaden desde el exterior. El basamento recupera la escala peatonal de los edificios vecinos, y brinda el sustento morfológico y funcional necesario para el desarrollo de las actividades del edificio.
Sobre D.Rocha, la maciza envolvente del microcine & SUM, conforman el contrafuerte necesario para demarcar el acceso, y servir de respaldo al espacio de carteleras abiertas a la comunidad. Una serie de pilares de intercolumnios variables delimitan el acceso semicubierto y sirven de tamiz a la gran vidriera que envuelve el vestíbulo, la tienda y la cafetería, que recupera la esquina de amplias vistas al Mar Argentino. Así, la fachada se abre y se fragmenta, volviéndose permeable y totalmente transparente, para comunicar y trasladar las actividades del museo, reafirmando su carácter de institución pública.
Sobre López de Gomora, es la biblioteca la que articula la relación entre interior y exterior, actuando como nexo y filtro entre el espacio público y el patio de lectura Osvaldo Soriano.
La administración, los talleres de restauración y el acceso vehicular de obras y de personal se distribuyen en el brazo que cierra el conjunto. Un silencio articula los dos extremos, desdibujando el limite preciso entre el adentro y el afuera.
El patio Astor Piazzola funciona a la vez como expansión del microcine, y como verdadero fuelle con el espacio urbano y el futuro equipamiento proyectado para la manzana lindera. En el subsuelo se agrupan los sectores de almacenamiento, depósito y áreas técnicas.
La experiencia del recorrido es igualmente contundente a la impronta del museo. Un sistema de circulaciones verticales que contiene escalera y ascensor delimita y vinculan salas y apoyo.
Una fachada cambiante de hormigón blanco define exteriormente el espacio de exposiciones. Los múltiples ángulos de sus parasoles generan un movimiento dinámico y rico en contrapuntos de luces y sombras, tamizando el ingreso de luz desde el exterior y recortando las visuales desde el interior.
Una segunda piel interior, delimita francamente el espacio de exposiciones. Desde el primer piso se accede a la terraza de esculturas y muestras al aire libre, espacio que continúa en un plano elevado el vínculo de áreas verdes que se sucede desde la calle F.Acosta.
El recorrido se transforma así en una pieza central y única de la experiencia artística, promoviendo la interacción del visitante con el edificio, con su obra, y con su contexto.
La expansión del MPAC se proyecta dentro de la superficie del jardín interno. Un nuevo volumen se articulará con el existente sin alterar el funcionamiento de la institución. Exteriormente, la fachada estriada prolongará su juego de contrastes. Los dos volúmenes concluidos, dialogarán entre sí y con el zócalo contenedor mediante el vacío generado por sus patios, incorporando una nueva serie de conexiones físicas y visuales que definitivamente enriquecerán la espacialidad y el carácter de su imagen.


Arq. Roberto Cides

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